El aumento de la población y del consumo figuran entre las principales amenazas al medio ambiente en América Latina.
América Latina, propietaria del 23 por ciento de los bosques tropicales del mundo y del 31 por ciento de los recursos hídricos, necesita redoblar sus esfuerzos para preservar esa riqueza ambiental, según un informe divulgado hoy por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
"Los ricos recursos naturales de América Latina y del Caribe son fundamentales para la salud ambiental de todo el planeta, pero cualquier intento de protegerlos será insuficiente si los gobiernos de la región no redoblan sus esfuerzos para crear nuevas políticas y aplicar las existentes", asegura el organismo en un estudio divulgado hoy en Río de Janeiro.
La advertencia, incluida en el informe Panorama Ambiental Global 5 (GEO-5), elaborado con aportaciones de 300 especialistas de todo el mundo, fue hecha a dos semanas del inicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable (Río+20) que se celebrará en Río de Janeiro.
Los autores del estudio aseguran que el aumento de la población y del consumo figuran entre las principales amenazas al medio ambiente en América Latina, una región que abriga cerca del 70 por ciento de las especies del mundo y 20 por ciento de las regiones ecológicas.
"La economía de la región depende mucho de esa rica biodiversidad pero ella está cada vez más amenazada por actividades humanas", según el estudio, que señala que la biodiversidad de América Latina se redujo en un 30 por ciento desde 1992.
La población de los 33 países de la región llegó a 583 millones de personas en 2010, más de dos veces la registrada en 1960, siendo un 79 por ciento de ella urbana, según datos citados por el estudio.
Favorecida por procesos de urbanización y el aumento de la renta, el consumo de kilocalorías por persona en la región aumentó un 5 por ciento entre 1997 y 2008.
"El crecimiento de la población y niveles de consumo insostenibles han diezmado ambientes naturales en pro de la agricultura y de la extracción de materias primas, con impactos sobre la biodiversidad de la región", según el documento.
El estudio cita datos sobre los impactos provocados por el aumento de la producción de carne y otros alimentos en Latinoamérica, principalmente la creciente deforestación (las áreas arables crecieron un 83 por ciento desde 1960) y el agotamiento del agua (la pecuaria consume el 8 por ciento del agua mundial).
Según el informe, la región sufre las más elevadas tasas de deforestación del mundo ya que perdió cuatro millones de hectáreas de bosque por año entre 2005 y 2010.
Ese aumento de la población y del consumo, agrega, también genera desafíos para el abastecimiento del agua potable, el saneamiento y la contaminación del aire, los ríos y los mares.
"La competición por recursos escasos y la distribución desigual de beneficios generan conflictos socioambientales y riesgos para estilos de vida tradicionales y para la supervivencia de comunidades locales e indígenas", agregan los especialistas del Pnuma.
El estudio, no obstante, cita casos exitosos, como la política brasileña para reducir la deforestación de la Amazonía, el fondo fiduciario para proteger el agua que abastece Quito, el Corredor Biológico Mesoamericano en América Central y los sistemas de transporte de ciudades como Curitiba (Brasil) y Bogotá.
"La región adoptó muchas leyes ambientales, pero su gestión precaria y la falta de capacidad para ponerlas en práctica ha limitado su eficacia", advierte el informe.
El Pnuma señala esa escasez de instrumentos para garantizar la aplicación de la ley, la falta de continuidad en los programas y la poca voluntad política como los mayores problemas para que los gobiernos de la región protejan su ambiente.
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