domingo, 6 de mayo de 2012

EL RENACER DEL ÁGUILA


En la historia de la humanidad podemos encontrar algunos sucesos que marcaron una gran huella y sin duda alguna incidieron en la concepción que el hombre tenía de sí mismo, de la vida y de su existencia en el universo. Cuando el mundo era oscuro y la ceguera casi que absoluta, una pequeña llama se encendió y sus destellos iluminaron el arte, la ciencia y el conocimiento… En una etapa en la que se creía que los límites estaban fijos, se extendieron las fronteras y brotaron nuevos senderos, se dice que el ser humano renació, abandonando su viejo ser y renovándose para mirar un nuevo horizonte.
De la misma manera como el águila, al cumplir los cuarenta años emprende un proceso doloroso de renovación, el hombre medieval se transformó dejando atrás las barreras que le habían sido impuestas volando hacia un futuro incierto pero prometedor. El despegue fue doloroso, le exigió dejar atrás sus creencias para encontrar un nuevo rumbo marcado, paradójicamente, por antiguos senderos, los trazados por las culturas griega y latina, porque el Renacimiento, como se le conoce a este período histórico, implica un retorno a la antigüedad; los clásicos griegos y latinos recobran importancia y es entonces cuando el arte y la arquitectura tienen una segunda oportunidad para mostrarse ante un hombre cada vez más ansioso por descubrir o mejor aún redescubrir su destino.
 Las obras de Leonardo da Vinci o Miguel Ángel, los avances de Galileo Galilei, René Descartes e incluso la estigmatizada figura de Nicolás Maquiavelo son evidencias de que el dolor valió la pena, la sociedad cambió, la ciencia avanzó, la espiritualidad se reformó.
Todo esto tuvo que pasar para que así como el águila arranca su pico que ya se encuentra débil para que cuando vuelva a crecer pueda desprender una a una sus uñas que ya no atrapan la presa con la misma firmeza que en sus mejores años, y por último, con estas arranca sus plumas para tener un mejor vuelo, el hombre quitara todo lo que le impedía avanzar y como resultado de eso tuvo un nuevo impulso, como el renacer del águila.





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